Ahora que la máscara estadounidense se ha caído del todo, los
palestinos necesitan replantearse con urgencia sus propias prioridades
políticas, sus alianzas y su estrategia de liberación nacional.
Las cosas no deberían seguir como hasta ahora después de que el
presidente de EEUU Donald Trump haya aceptado la definición de Jerusalén
como capital de Israel, violando así el abrumador consenso
internacional sobre la cuestión.
El movimiento Fatah, que lleva
controlando la Autoridad Palestina (AP) desde la creación de esta en
1994, se ha anticipado a la rabia del pueblo por la medida
estadounidense declarando “un día de la ira”. Varios palestinos murieron
y muchos resultaron heridos en los disturbios que se están produciendo
por todos los Territorios Ocupados ante una ira comprensiblemente
justificada ante la injustificable decisión estadounidense.
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