El sindicato alemán de servicios Ver.di lleva más de cuatro años
luchando por un contrato justo en las plantas de distribución de Amazon.
La compañía ha sufrido casi 200 jornadas de huelga, la última de ellas
con cientos de trabajadores parando al mismo tiempo en diferentes localidades
en plenas vacaciones de Pascua. Esta batalla se ha convertido en una de
las más duras y prolongadas en toda la historia moderna de los
conflictos laborales en Alemania. Y seguramente no acabará pronto.
Los observadores han descrito el conflicto como un desacuerdo sobre la
clasificación de Amazon en cuanto a empresa comercial o de operaciones
logísticas, lo que determinaría el convenio colectivo al que esta
empresa debería adherirse. Si este fuese el caso, el conflicto habría
sido seguramente mucho menos intenso y podría haberse resuelto con
Amazon uniéndose a la asociación patronal de logística o del comercio.
En realidad, el conflicto entre Amazon y Ver.di versa sobre algo mucho
más grande: la mayor empresa del mundo de venta por internet básicamente
se opone a negociar nada con los sindicatos. Lo que ocurra en Amazon
Alemania determinará en última instancia qué o quién dictamina las
condiciones de trabajo en toda la empresa: los jefes en solitario o la
negociación entre la dirección y la plantilla.
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