Marx y Lenin iban por delante de su tiempo. Marx escribió antes que
nadie sobre la externalización de los puestos de trabajo y la
financiarización de la economía. Lenin presidió una revolución comunista
que se adelantó al tener lugar en un país en el que los elementos
feudales predominaban aún sobre el capitalismo. En el siglo XXI, el
capitalismo estadounidense se ha liberado de las regulaciones que lo
democratizaban y hacían que estuviera al servicio de la sociedad. Hoy en
día el capitalismo se ha financiarizado con la consecuencia de que se
ha vaciado de su poder de producción al servicio de la deuda.
Cuando yo era joven, un tipo con un millón de dólares era alguien muy
rico. Cualquiera que tuviera unos pocos millones era considerado más
rico que los ricos. En estos momentos, hay gente en posesión de miles de
millones de dólares.
Pocos de ellos han ganado sus miles de millones produciendo bienes y servicios vendidos a los consumidores.
Los economistas neoliberales que prescriben la política económica no
sólo en Occidente sino también en Rusia y China, afirman erróneamente
que el dinero recibido es dinero ganado. De hecho, ¿cómo consiguieron
realmente los de Menos-del-Uno-Por-Cien sus miles de millones?
Los consiguieron a través de conexiones políticas y mediante transacciones puramente financieras.
Cuando la Unión Soviética se desmoronó como resultado de que los
comunistas de línea dura arrestaran al presidente Gorbachev, individuos
con buenas conexiones en Rusia y en la provincia soviética de Ucrania,
especialmente los que estaban bien relacionados con Washington e Israel,
se quedaron con los enormes grupos de empresas que anteriormente eran
propiedad del Estado.
En EEUU, los multimillonarios son el
resultado de los préstamos bancarios para las adquisiciones apalancadas
de empresas. Las adquisiciones proporcionan riquezas al adquiriente
recortando las jubilaciones de la compañía y utilizando el efectivo de
la misma para amortizar el préstamo de la adquisición. A menudo, la
compañía y sus empleados se arruinan mientras el tiburón se larga con
cantidades inmensas de dinero. La manipulación de la oferta pública
inicial es otra fuente de riqueza, al igual que los derivados
titularizados.
Los economistas clásicos, y Michael Hudson hoy,
definen estos beneficios como “rentas económicas”, y se obtienen sin
aumento alguno de la producción real. Es decir, las ganancias de esos
multimillonarios son una forma de parasitismo basada en la explotación y
no en la creación de una producción real. Las ganancias son
consecuencia de la reducción de los ingresos de la producción al
servicio de la deuda.
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