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segunda-feira, 18 de abril de 2016

“La juventud de la revolución sigue aquí. Estamos padeciendo un fascismo y una dictadura sin precedentes”

Miles de manifestantes salieron a las calles de El Cairo el viernes 15 de abril para protestar por la decisión del gobierno de ceder dos islas del Mar Rojo a Arabia Saudí. Las fuerzas de seguridad se afanaron en dispersar a la multitud y en disparar gases lacrimógenos y disparos de advertencia. Por su parte, el presidente Abdel Fatah al Sisi se refirió al asunto en el curso de la presentación de un proyecto de vivienda y turismo, afirmando que temía que “Egipto pueda romperse”.
“No me preocupa el exterior; lo que me inquieta es lo que están planificando las fuerzas del mal dentro [del país]. Las fuerzas del mal no quieren que los egipcios vean lo que estamos logrando porque quieren destruir todos los componentes del Estado”.
Los manifestantes corearon idénticas consignas a las del levantamiento de la primavera árabe de 2011: “La gente quiere que caiga el régimen”. También gritaron: “Sisi, Mubarak, no os queremos, marchaos”, según informa Bilal Darder, colaborador de MEE, e n alusión a Hosni Mubarak, el hombre fuerte de Egipto derrocado durante la revolución de 2011 y al actual presidente Sisi que dirigió un golpe militar contra el sucesor de Mubarak, Muhamad Morsi, de la Hermandad Musulmana.
Aunque las autoridades han acusado a la Hermandad de organizar las protestas en violación de la estricta ley de protesta egipcia, son varias las organizaciones convocantes de las manifestaciones, entre las que se encuentran el ilegalizado Movimiento 6 de Abril, algunos partidos políticos y el ex candidato presidencial Hamdin Sabahi. La unidad de estos grupos ha sido poco frecuente en los últimos años.
“Había muchos islamistas entre los manifestantes pero sus lemas no mencionaron el nombre de Morsi ni reivindicaron que se restaure su legitimidad presidencial”, aclaró Darder. “Se limitaron a participar entre la multitud. Era como en los viejos tiempos de la revolución, islamistas, liberales, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, todos juntos tomando las calles”.
La policía estuvo en estado de máxima alerta durante la noche previa ante las previsibles protestas pero no impidió que la gente se concentrase en la icónica plaza cairota de Tahrir donde se inició la revolución de 2011. Más tarde los manifestantes fueron expulsados por la fuerza y la policía cerró la plaza aunque muchos grupos de manifestantes se dirigieron a congregarse en las escaleras del Sindicato de Periodistas [véase vídeo]. La policía intentó bloquear el acceso pero miles de personas consiguieron concentrarse allí durante varias horas.

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