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sábado, 16 de abril de 2016

Una cultura de la impunidad a la vista del mundo entero

“Fuera o no fruto de un error, se trata de una cuestión sin importancia”, dijo un judío israelí que se incorporó a las grandes protestas habidas en Israel en apoyo del soldado que con toda calma y precisión asesinó a un palestino herido en al-Jalil (Hebrón). El judío de la protesta describió a los palestinos como “bárbaros” y “bestiales”, sujetos que no alcanzan la categoría de personas.
Este no es precisamente un punto de vista marginal en Israel. La inmensa mayoría de los israelíes, el 68%, apoya el asesinato de Abdel Fatah Yusri al-Sharif, de 21 años, por el soldado que, según se ha informado, había anunciado antes de disparar contra el palestino herido que “el terrorista tenía que morir”.
La escena del crimen habría quedado relegada a los anales de los muchos asesinatos “controvertidos” de los soldados israelíes si no hubiera sido por que un activista palestino que colabora con el grupo israelí B’Tselem, que lucha por los derechos humanos, filmó el sangriento suceso.
Una vez más, el incidente pone de manifiesto la cultura de la impunidad que existe en el ejército israelí, algo que no es precisamente un fenómeno nuevo.
No sólo la sociedad israelí apoya en particular al soldado responsable de este incidente sangriento, casi la inmensa mayoría defiende asimismo las ejecuciones en el campo de batalla.
De hecho, la cultura de la impunidad en Israel está relacionada tanto con las tendencias políticas como con las creencias religiosas. Según el último Índice de la Paz publicado por el Instituto por la Democracia en Israel de la Universidad de Tel Aviv, casi el 67% de la población judía del país cree que “matar al terrorista que viene hacia ti con un cuchillo es un mandato divino”.
Matar palestinos como una forma de deber religioso se remonta a los primeros días del Estado judío, y esas creencias son corroboradas constantemente por las altas instituciones espirituales del país, como por ejemplo en el caso del reciente decreto emitido por el principal rabino sefardí del país, Yitzhak Yosef. Aunque entre los ultraortodoxos hay un 94% que está de acuerdo con el edicto asesino de Yosef, hay también un 52% de los laicos del país que lo suscribe.
En realidad, deshumanizar a los palestinos –describiéndoles como “bestias”, “cucarachas”, o tratándoles como seres inferiores desechables- ha sido históricamente un común denominador en la sociedad israelí, algo que ha unido a los judíos de diversos orígenes políticos, ideológicos y religiosos.
Por ejemplo, el decreto del rabino Yosef no es muy diferente de las declaraciones que suele hacer el ministro de Defensa Moshe Yaalon y otras autoridades del gobierno y del ejército, que hacen llamamientos similares, aunque sin utilizar un discurso religioso tan contundente.

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