– Fernanda Giannasi: Ingeniera Civil y de Seguridad del Trabajo.
Auditora Fiscal de Trabajo, retirada. Fundadora de la Asociación
Brasileña de Expuestos al Amianto – ABREA– Daniele Correia Salzgeber:
Socióloga, especialista en Salud del Trabajador y Ecología Humana (ENSP /
FIOCRUZ), graduada en Servicio Social, miembro del equipo técnico
DIESAT
– Eduardo Bofim da Silva: Administrador, especialista en Salud del Trabajador y Coordinador Técnico del DIESAT
Traductor: Francisco Báez Baquet
El
amianto o asbesto es un mineral fibroso reconocidamente cancerígeno
para los seres humanos, según las más importantes instituciones
académicas de ciencia y entidades del área de salud, nacionales e
internacionales.
El nombre de amianto trae el significado de
indestructible, incombustible, incorruptible y, debido a su resistencia a
altas temperaturas, durabilidad, bajo costo y abundancia en la
naturaleza, está siendo ampliamente utilizado en diversas industrias.
No
es un problema sólo de los trabajadores que están expuestos a sus
fibras microscópicas y letales. Puede alcanzar indistintamente a los
familiares de estos trabajadores, a los vecinos de las minas e
instalaciones industriales en las que produce o maneja el asbesto, y los
consumidores de más de 3.000 productos, que se realizan en base a este
mineral, incluyendo a los más comunes, que son los materiales de
construcción (tejas , tanques de agua, paneles, tabiques de
amianto-cemento), los productos de fricción para vehículos automotores
(frenos, juntas de culata, revestimientos de discos de embragues, masas
anti-ruido) y para el sellado y aislamiento.
Una vasta literatura
producida durante todo el siglo XX, da apoyo a la tesis de que no hay
manera segura de trabajar con amianto o de uso de productos que lo
contienen, y la mejor manera de eliminar las enfermedades causadas por
esta fibra mineral, es su prohibición.
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