Hay una versión Cultural y Mass Media de la Organización del Tratado Atlántico Norte compuesta por alianzas estratégicas, entre
monopolios diversos, bajo un plan bélico orientado -también- a la
manipulación de las cabezas, las emociones y los imaginarios. Y salen
por la “tele”. Se trata de implantar división y odio, conflictos
religiosos, lingüísticos, exclusión y racismo en todas modalidades, es
su receta añeja para explotar a los pueblos y anestesiarlos. El negocio consiste en mantener una fuerza dúctil, especializada en respuesta rápida
y ubicua para destruir o criminalizar todo aquello que se le antoje.
Alienación del Atlántico Norte desparramada por todo el orbe. Nos cuesta
muy cara.
Si, por ejemplo, se trata de acusar a Rusia, los
ocho estados miembros de la OTAN (EEUU, Francia, Alemania, Italia,
Polonia, España y Reino Unido) tendrán a su disposición redes de TV,
radio, prensa y “redes sociales” aceitados permanentemente para
justificar, ante los ojos de su “opinión pública”, cualquier barbaridad
en nombre de la “paz” o del “orden” internacional. Eso quieren ahora
exportarlo a Latinoamérica bajo control directo de los intereses
mercantiles militares. Algunos están felices en Israel y en Colombia.
Los imperios, en su fase actual, para impulsar una salida a los ahogos
de su crisis de sobreproducción, no sólo desarrollan bases económicas.
El tufo militarista que se desliza en la moral burguesa con identidad OTAN, expresa las formas imperiales de expandir el capitalismo amante
de la guerra rentable contra todo mundo. Sus jilgueros más cantarines
están en la dictadura bancaria y en la prensa, cargadas de petulantes
dispuestos a calcinar la realidad con saliva de opinadores serviles a
las propinas de la casa blanca. Si hacen falta nombres tenemos muchos.
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