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sexta-feira, 24 de fevereiro de 2017

Trump y las entelequias de la Unión Europea

Pasó el vicepresidente de EEUU por Europa sin terminar de despejar las dudas que afligen a la UE desde la elección de Donald Trump, dejando claro que lo que a EEUU le interesa es la OTAN. El otrora rutilante edificio europeo sigue sin cerrar sus grietas –cada vez mayores- y teme ser declarado en ruina, con sus líderes sumidos entre la perplejidad y el miedo a los planes ocultos de Trump. Tales angustias no existirían si la UE fuera un proyecto sólido y sostenido en sus propios pilares, pero nunca ha sido así. La OTAN fue invención de EEUU en su duelo a muerte en el O.K Corral con la Unión Soviética. La Comunidad Económica Europea surgió como reacción al desafío social y económico que planteaba el comunismo, creándose un modelo que, redistribuyendo parte de la riqueza, permitiera detener el avance de las fuerzas de izquierda, sobre todo comunistas, en los duros años 50 y 60 del siglo XX. Ambos proyectos (OTAN y CEE) descansaban en el poder militar y económico de EEUU, no en las capacidades propias de Europa Occidental. La Europa actual nació, pues, como una dependencia de EEUU, lo que explica sin ambages los temblores y sudores fríos que hoy recorren sus capitales.
Una Europa –refresquemos la memoria- que financiaba buena parte de su bienestar merced al neocolonialismo, que permitía prolongar el expolio de los países salidos de la descolonización, a partir del dominio industrial absoluto de Occidente y del control, también absoluto, de las instituciones financieras mundiales –FMI y Banco Mundial- y de las todopoderosas transnacionales, que hacían y deshacían a su gusto en los países formalmente independientes, pero realmente esclavizados bajo el diktat de Occidente.

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