Los años ´90 fueron cruciales para asociar de manera virtuosa la
empresa y la política. La caída del muro y la mundialización de las
finanzas y el comercio permitieron a la empresa y a los empresarios
construir un nuevo lugar en la escena política. Lo que en décadas
anteriores hubiese despertado sospechas, contrariedades y rechazos se
transformó en una virtud. Allí había una experticia de cómo entender el
desarrollo de la economía y cómo hacer del Estado una maquinaria “sin
derroches”. El neoconservadurismo reactualizó la asociación virtuosa
entre empresario y gestión política eficiente. ¿Quién mejor sabría cómo
cuidar los ingresos y como transformarlos en rentabilidades?
El
neoconservadurismo se empresarializó en las últimas décadas. Amplió la
clase política con nuevos actores, los sacó del “lobby” y los colocó
como posibles gestores de la vida estatal y pública.
Pese a
este nuevo imaginario debemos indicar que la mayoría de los presidentes
de los años ´90 no provenían del ámbito empresarial (Cardoso, Menem,
Fujimori, Salinas de Gortari, etc.), tendríamos que esperar hasta
inicios del siglo XXI para ver la realización de este proceso. Tal vez,
podríamos decir que este proceso de empresarialización del espacio
público comenzó en los clubes de fútbol, los cuales sirvieron de
plataforma para lanzarse a la política europea y latinoamericana:
Berlusconi (dueño del Milan, Macri (Presidente de Boca Juniors), Cartes
(Presidente de Libertad) y Piñera (dueño del Colo Colo).
En la
actualidad, un conjunto de presidentes –la mayoría pertenecientes al
universo conservador- proviene del ámbito empresarial. Trump no inició
este camino, lo comenzó Vicente Fox en México en el año 2000, iniciando
un proceso de ampliación y de acceso de empresarios-presidentes a los
gobiernos latinoamericanos.
La empresarialización de la
política comenzó a desembarcar en la administración pública, en el
Gabinete Ministerial y el poder Legislativo. Empresarios que buscaban
“influir” por fuera del aparato institucional estatal comenzaron a
sentirse legitimados para acceder a los mismos, para presentarse a
elecciones. Salieron del closet y se animaron a la política. No solo
eso, su procedencia empresarial les abrió un mundo de posibilidades,
parte de las sociedades actuales y posmodernas observaron a estos
actores como portadores de ciertas virtudes.
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