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segunda-feira, 27 de fevereiro de 2017

Elenísima


 Elena Poniatowska (París, 1932), al pie de la máquina (1955-1957), fotografía incluida en la biografía Elenísima: ingenio y figura de Elena Poniatowska, de Michael K. Schuessler (Aguilar de Penguin Random House).



Elena Poniatowska no requiere de introducción alguna. Es autora de más de cuarenta libros que abarcan casi todos los géneros: entrevista, cuento, teatro, crónica, testimonio, novela, ensayo y biografía. A pesar de su extensa y variada obra literaria, es mejor conocida por sus entrevistas y libros de testimonio, géneros reinventados en México por ella. Muestra excepcional de este último es La noche de Tlatelolco (1971), crónica colectiva del enfrentamiento entre estudiantes y soldados, constituida por un collage de voces que sirven al mismo tiempo de forma y contenido. Hasta no verte Jesús mío, novela neorrealista, es también testimonio, el de una mujer rezongona y admirable que luchó en la Revolución Mexicana y vivió más aventuras que el Periquillo Sarniento o la Pícara Justina.

Si bien Poniatowska ha disfrutado de un enorme éxito como periodista y escritora, siempre se sintió un poco abandonada por los círculos literarios de la élite. Como periodista, anduvo tras la noticia y por estar reporteando día y noche, nunca tuvo tiempo de participar en la sociedad literaria. Además, desde muy joven empezó a creer que había que hacer libros útiles, libros para su país, lo cual hacía exclamar a Carlos Fuentes: “Mira a la pobrecita de la Poni, ya se va en su ‘vochito’ a entrevistar al director del rastro”. Por lo visto, el precio de las cebollas y los jitomates, los desalojos y las invasiones de tierra resultaron para ella mucho más importantes que los estados de ánimo o las vanguardias literarias del momento. Quizá por eso un día me explicó que algunos escritores la consideran la cocinera, la barrendera, la criada que está limpiando los escusados de la gran casa de la literatura. Lejos de pertenecer al mundo que tanto le fascina, Poniatowska es descendiente del último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, y del mariscal de Francia, el príncipe José Ciolek Poniatowski. Su familia cuenta entre sus antepasados ilustres con un arzobispo, un músico y algunos escritores, incluyendo a la tía Pita, Guadalupe Amor, dueña absoluta del infierno. Gracias a su ascendencia, y debido a sus propias inclinaciones de izquierda, sus conocidos europeos la bautizaron como la Princesse Rouge.

Elena Poniatowska nació en París en 1932 y emigró a México a los diez años junto con su mamá y su hermana Kitzia, quienes huían de una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. Su madre, Paula Amor de Ferreira Yturbe, fallecida en marzo de 2001 a los noventa y dos años, fue una mexicana afrancesada, cuyos antepasados abandonaron México después del fusilamiento de Maximiliano y la demencia de Carlota. Nacida en Francia, doña Paulette conoció a su futuro esposo, el príncipe Jean E. Poniatowski Sperry Crocker, durante un baile de los Rothschild en París, y se casaron poco después, en 1931. Del matrimonio nacieron tres hijos: Elena, Kitzia y Jan, el más pequeño, fallecido en 1968 a los veintiún años, víctima de un accidente automovilístico.
 

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