El escritor Juan Goytisolo falleció ayer a los 86 años de edad en Marrakech. En 2014 fue galardonado con el máximo premio de las letras españolas, el Cervantes, que recogió en 2015.
Su discurso fue breve, contundente y muy reivindicativo. Pronunciado
antes de las elecciones municipales de 2015, Goytisolo tuvo palabras
contra la corrupción, el paro, el exilio de los jóvenes o los
desahucios. Su mensaje, uno de los más cortos de la historia del premio,
fue también uno de los más cargados de indignación y finalizó con un
guiño a Podemos, "porque las razones para indignarse son múltiples, y el
escritor no puede ignorarlas sin traicionarse a sí mismo".
Reproducimos a continuación su discurso íntegro:
A la llana y sin rodeos
"En
términos generales, los escritores se dividen en dos esferas o clases:
la de quienes conciben su tarea como una carrera y la de quienes la
viven como una adicción.
El encasillado en
las primeras cuida de su promoción y visibilidad mediática, aspira a
triunfar. El de las segundas, no. El cumplir consigo mismo le basta y
si, como sucede a veces, la adicción le procura beneficios materiales,
pasa de la categoría de adicto a la de camello o revendedor. Llamaré a
los del primer apartado, literatos y a los del segundo, escritores a
secas o más modestamente incurables aprendices de escribidor.
A
comienzos de mi larga trayectoria, primero de literato, luego de
aprendiz de escribidor, incurrí en la vanagloria de la búsqueda del
éxito -atraer la luz de los focos, "ser noticia", como dicen
obscenamente los parásitos de la literatura- sin parar mientes en que,
como vio muy bien Manuel Azaña, una cosa es la actualidad efímera y otra
muy distinta la modernidad atemporal de las obras destinadas a perdurar
pese al ostracismo que a menudo sufrieron cuando fueron escritas.
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