El rey Salman de Arabia Saudí y Trump, en Riad. REUTERS/Jonathan Ernst
¿Es posible que siete aliados de EEUU declaren una guerra, de momento
diplomática-económica, contra Catar, que es la sede del Comando de EEUU
para Oriente Próximo (CENTOCOM), la más grande que posee el Pentágono
en toda la región, sin la autorización de la Casa Blanca? Se trata de la
primera consecuencia de la visita antiiraní de Donald Trump a Arabia Saudí,
y puede ser una crisis trampa para arrastrar a Irán a una guerra
regional, ahora que EEUU no se va capaz de enfrentarse directamente a
esta nación, y quedarse con la primera reserva mundial de gas y la
tercera de petróleo.
El pretexto del conflicto son unas
declaraciones del emir de Catar Tamim Bin Hamad Al Thani, en las que
afirma que una guerra contra Irán sería una locura, ya que
desaparecerían todos los países árabes del Golfo Pérsico, o que Trump no
iba a durar en el poder. Además, se le acusa a Tamim de financiar a los
Hermanos Musulmanes (HM), a los que consideran terroristas, y
desestabilizar a los países árabes. ¿No ha sido Arabia Saudí quien ha
agredido militarmente a Irak, Bahréin, Yemen o Siria? Cierto. Catar, al
igual que Arabia Saudí, EUA y EEUU, ha patrocinado el yihadismo sunnita
que opera en Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia, Chechenia, Rusia,
China y Europa. Pero, ¿cómo es posible haber patrocinado el terrorismo
mundial durante años sin que 11.000 soldados de EEUU instalados allí no
se hayan enterado?
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