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quinta-feira, 22 de junho de 2017

Merkel se escuda en Europa



“Por lo que he visto estos días, los tiempos en que podíamos fiarnos completamente de los otros están llegando a su fin”. Son palabras de Merkel y se refiere a las jornadas de las reuniones de la OTAN y del G-7 celebradas al final del pasado mes y en las que resultó palpable el desacuerdo con Trump. “Y por ello solo puedo decir -continuó afirmando la canciller- que nosotros los europeos debemos ser los dueños de nuestro propio destino”.
No deja de ser curioso que Merkel se vuelva ahora hacia Europa, después de haber sido Alemania la que ha ido colocando obstáculos una y otra vez a todo intento de una mayor integración. La razón hay que buscarla en que los desacuerdos y ataques de Trump se dirigen precisamente contra la línea de flotación del país germánico. No solo ha incidido sobre la desigual distribución de los gastos de la OTAN y, por lo tanto, sobre la exigencia de que los países europeos, especialmente Alemania, incrementen su participación, sino también sobre un tema recurrente que a los alemanes les pone especialmente nerviosos, su ingente superávit comercial, que crea graves problemas no solo en Europa sino también en la economía mundial.
Las palabras de Merkel han sido consideradas por algunos como un cambio de postura y surgen rumores acerca de que estaría dispuesta a aceptar, tras las elecciones de septiembre, una cierta flexibilidad en los vetos que hasta ahora ha mantenido. Pero esos mismos rumores avanzan que Alemania exigiría a cambio que el actual presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, sea el sucesor de Draghi en la presidencia del Banco Central Europeo, lo que al final sería un mal negocio para el resto de los países, especialmente para los del sur, ya que esta institución es el mejor instrumento para forzar a los Estados miembros e imponerles una determinada política.

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