Voy a meterme de nuevo de cabeza en un avispero. Antes me gustaría, en
todo caso, declarar que acepto como merecida cualquier reprimenda, por
sumaria o poco argumentada que se presente. En condiciones de
patriarcado, tan difícil es no “parecer un hombre” como pedir a lectoras
feministas cargadas de razón -por la historia y la violencia machista-
que no “tomen por un hombre” al que sólo pretende ser un aliado incómodo
que se siente incómodo cada vez que mira a su alrededor o dentro de sí
mismo. Si parezco “hombre”, pues, acepto de antemano el castigo, aunque
sólo después de aventurarme a decir lo que pienso.
Sem comentários:
Enviar um comentário