Un ataque suicida con bomba perpetrado esta semana en Kabul, Afganistán,
dejó un saldo de al menos 90 muertos y 450 heridos. La bomba, que
estaba oculta en un camión cisterna, probablemente haya sido la mayor
que jamás se haya detonado en Kabul. Dejó un cráter de cuatro metros de
profundidad e hizo estallar ventanas a más de 1,5 km de distancia. Entre
las víctimas mortales se cuentan dos trabajadores de medios de
comunicación: Aziz Navin, de la cadena de televisión de cable afgana TOLOnews; y Mohammed Nazir, un chofer que trabajaba para la BBC.
El número de muertos sigue aumentando, mientras se siguen hallando
cuerpos entre los escombros y algunos de los heridos sucumben ante las
lesiones. No se han conocido demasiados detalles sobre los fallecidos.
Mientras el atentado con bomba ocurrido en Manchester hace poco más de
una semana tuvo una amplia cobertura por parte de las principales
cadenas de noticias, que mostraron exhaustivas biografías de las
víctimas, en Kabul, donde el número de muertos registrado en el ataque
es más de cuatro veces mayor y los heridos se cuentan por decenas, el
ataque aparece brevemente en los resúmenes informativos y no se
mencionan los nombres de los muertos y los heridos, sino que se los
trata como números.
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