Los días 14, 15 y 16 de junio, la base militar del Comando Sur del
Pentágono en Doral, Miami-Dade, Florida, será uno de los escenarios de
la Conferencia de alto nivel sobre seguridad y economía para México y Centroamérica,
convocada por los secretarios de Estado y Seguridad Interior de Estados
Unidos, Rex Tillerson y John Kelly, respectivamente, con el Estado
mexicano como “coanfitrión” (sic).
Planificado bajo la
lógica de la administración Trump que pone énfasis en la vigilancia de
fronteras e identifica como una “amenaza” a la seguridad nacional de EU
al trinomio del terrorismo, el crimen organizado y la migración
indocumentada, el evento tendrá un enfoque netamente militarista como
premisa para una reinversión de capitales privados en la subregión.
La conferencia, a la que asistirán el vicepresidente de EU, Mike Pence,
y los secretarios del Tesoro, Steven Mnuchin y de Comercio, Wilbur
Ross, ha sido precedida de sendos eventos en Tapachula y Cozumel,
México, que contaron con la participación directa de los jefes de los
comandos Norte y Sur, la generala Lory Robinson y el almirante Kurt W.
Tidd.
Por encomienda de Enrique Peña Nieto, en la reunión de
Cozumel de finales de abril, los secretarios de Defensa y Marina de
México, general Salvador Cienfuegos y almirante Vidal Soberón, aceptaron
profundizar la “cesión inteligente” de la soberanía nacional (según la
definición acuñada en 2001 por el ex canciller de Vicente Fox, Jorge G.
Castañeda, actual asesor oficioso de Luis Videgaray), y subordinarse al
mando del almirante Tidd, como parte de una “fuerza de tarea conjunta”
con Guatemala que realizará patrullajes terrestres, marítimos y aéreos a
lo largo de la frontera común.
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