El mundo se encuentra en
una fase de cambio y gran desorden. El modelo del capitalismo neoliberal
y la receta del hegemonismo en relaciones internacionales no funcionan
desde hace tiempo, pero su inercia sigue siendo fuerte y nos lleva
contra las rocas.
Este año hemos tenido tres cambios principales que marcarán tendencia;
1-La
derrota occidental en Siria (que refleja las tensiones del paso del
desorden hegemónico monopolar a las del mundo multipolar).2-El cambio de
orientación en Estados Unidos, con la sugerencia de cambiar el “América
World” por el “América First” de Trump, lo que abre la puerta a peleas
internas en la primera potencia mundial y a toda una serie de otros
“first´s” en el mundo; “China first”, “EU first”, etc.y 3-La
desaparición de todo proyecto común en Europa, fracaso que induce a
buscar enemigos (Rusia) y a incrementar la militarización de la “Europa
de la defensa”. (1)
Todo esto es mucho para un solo año y explica con creces el vértigo que hay en el ambiente.
SIN PRECEDENTES E IRRESOLUBLE
La
crisis de la Unión Europea está inserta en ese desorden más general y
ha derivado en lo que da la impresión que es un dilema irresoluble:
“Si
la UE quiere atajar lo que la destruye (es decir los referéndums
crispados y el progreso de la extrema derecha antiliberal), debería
negarse a sí misma. Si por el contrario prefiere no hacer nada y
quedarse como está, entonces parece condenada a continuar alimentando lo
que la destruye”. La cita es de Fréderic Lordon, el autor que mejor ha retratado la situación en el debate francés. (2)
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