Estados Unidos está en llamas. Después de dos semanas en el cargo,
el presidente Donald Trump ya ha logrado firmar una serie de órdenes
ejecutivas que han provocado protestas masivas. La principal de ellas es
la nueva prohibición de la inmigración a los Estados Unidos de ciertos
países de mayoría musulmana y la orden de comenzar la construcción del
prometido "muro gigante" en la frontera con México.
Mientras
miles de estadounidenses inundaron con protestas los aeropuertos donde
fueron detenidos los viajeros musulmanes y muchos gobiernos de todo el
mundo, entre ellos Francia y Holanda, condenaron enérgicamente las
acciones de Trump, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu
aprovechó la oportunidad para felicitar a su colega estadounidense y,
más importante, para jactarse de sus propios logros cuando se trata de
la inmigración ilegal.
Leyendo el tuit de Netanyahu, -“El
Presidente Trump tiene razón. Construí un muro a lo largo de la frontera
sur de Israel. Detuvo toda la inmigración ilegal. Gran éxito. Gran
idea”- uno podría asumir que el muro fronterizo de Israel, construido en
el sur de la frontera sur con Egipto, puso fin a la inmigración ilegal a
Israel. Pero eso sería un "hecho alternativo".
Israel completó la valla fronteriza de Netanyahu
a lo largo de la frontera con Egipto en 2013, en respuesta a la entrada
de los solicitantes de asilo africanos -en su mayoría procedentes de
Eritrea y Sudán- que ha estado aumentando constantemente desde 2005. El
Gobierno de Eritrea está ampliamente considerado
como el régimen más opresivo de África, con un récord absoluto de
negación de libertad de expresión y un servicio militar obligatorio sin
fecha clara de salida, creando lo que esencialmente equivale a un
sistema de trabajo forzado.
Los solicitantes de asilo sudaneses en Israel provienen principalmente de Darfur y la región montañosa de Nuba,
así como de Sudán del Sur, un país que desde su fundación ha estado
inmerso en una guerra civil. A los solicitantes de asilo de ambos países
se les concede el estatuto de refugiado en la gran mayoría de los casos en Europa y América del Norte. Sin embargo Israel se niega a revisar sus solicitudes de asilo. En vez de eso los solicitantes de asilo africanos en Israel son detenidos y empujados a abandonar el país sin haber pasado por el proceso de resolución de la condición de refugiados.
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