El mayor consumo eléctrico durante este mes de enero, que se ha
disparado un 7,4 % interanual por la ola de frío, se ha tenido que
cubrir con pocas renovables, lo que supone una de las peores
combinaciones para los precios de la luz y el bolsillo de los
consumidores.
En este convulso mes de enero para el sector
eléctrico se han conjugado algunos de los factores que, tal y como está
diseñado el sistema, elevan los precios que pagan los consumidores en
sus recibos.
Para empezar, enero ha sido un mes de gran consumo, tanto en energía eléctrica como en gas. En electricidad se ha cerrado con un alza de la demanda del 7,4 % mientras que en gas el aumento ronda el 24 %.
Este
mayor consumo empieza por obligar a contar con más centrales para
producir. Y ahí comienzan a influir otros factores meteorológicos. Las
centrales que se necesitan para producir toda la energía eléctrica que
se consume cada día entran en el juego de la oferta y la demanda del
mercado eléctrico mayorista o pool.
Primero van entrando las de
menores costes variables: nucleares y renovables (hidráulica y eólica),
fundamentalmente. Luego, conforme se necesita más energía, entran los
de mayores costes, habitualmente, carbón y ciclos combinados de gas en
ese orden.
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