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quinta-feira, 9 de junho de 2016

Cumbre en La Habana, injerencias de Washington

A su clásico Los jacobinos negros: Toussaint Louverture y la revolución de Haití (1938), el historiador trinitario C.L.R. James añadió, después del triunfo de la Revolución Cubana, el capítulo “De Toussaint Louverture a Fidel Castro”. Allí afirma que Cuba es el país “más caribeño del Caribe”. Caribeño para él es universal.
Podría añadirse que la revolución liderada por Fidel ha hecho cuanto ha estado a su alcance por la cooperación solidaria con los pueblos y Estados del Caribe, especialmente con los pequeños Estados insulares y con Haití, precursor de la independencia de América Latina con su revolución antiesclavista.
Cuba abrazó la propuesta del CARICOM (Comunidad del Caribe) de constituir la Asociación de Estados del Caribe (AEC), cuya primera cumbre se celebró en Puerto España, Trinidad y Tobago, en 1995. La AEC incluye a 25 países independientes como Estados miembros. A los 14 integrantes del CARICOM suma a Cuba, R. Dominicana, México, los Estados centroamericanos, Colombia y Venezuela; y como miembros asociados, a varios territorios bajo dominio europeo como Guadalupe, Martinica, Aruba, Curazao y Sint Maarten e Islas Turcas y Caicos; a todo ese conjunto se le denomina Gran Caribe. Francia y los Países Bajos también tienen la condición de miembros asociados en representación de territorios bajo su jurisdicción.
La AEC acaba de celebrar su VII Cumbre en La Habana, donde ha mostrado realizaciones concretas y una proyección clara de trabajo a futuro. Existen ya un Consejo de Ministros, que presidirá Cuba durante 2016, así como Comités Especiales sobre una serie de temas como el turismo, el transporte aéreo y marítimo, el comercio, el enfrentamiento al cambio climático y a los desastres -con especial atención a los pequeños Estados insulares, la educación y la cultura, así como el Fondo Especial y la gestión de donaciones.
Sobre varios de ellos existen diagnósticos y, en todos, programas de trabajo con evaluaciones periódicas e informes a los miembros por la secretaría general. Este órgano ha adquirido una gran importancia y a su trabajo le dio un gran impulso en su mandato el diplomático e historiador colombiano Alfonso Múnera Cavadía, sucedido en la VII Cumbre por June Sooner, experimentada diplomática de Santa Lucía.

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