La semana pasada un departamento de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo público un informe en el que admite que el
neoliberalismo ha sido un fracaso. El informe, titulado Neoliberalism: Oversold?
(¿se han exagerado los meritos del neoliberalismo?), es una
esperanzadora señal de la muerte de esa ideología. El FMI está atrasado
solo unos 40 años. En relación con el informe, Naomi Klein tuiteó:
“Entonces, los multimillonarios creados [por la ideología] devolverán el
dinero, ¿no es así?”. Muchos de los hallazgos del informe que sacude el
centro mismo de la ideología neoliberal se hacen eco en lo que sus
críticos y víctimas vienen diciendo desde hace varias décadas.
“En
lugar de promover el crecimiento”, dice el informe, las políticas de
austeridad propiciadas por el neoliberalismo han hecho que se reduzcan
las regulaciones para limitar el movimiento de capitales y que, de
hecho, “aumente la desigualdad”. Esta desigualdad “podría por sí misma
debilitar el crecimiento...”. Por lo tanto, señala el informe, “los
responsables políticos deberían estar mucho más abiertos a la
redistribución [de la riqueza] de lo que lo están”.
Sin embargo, el informe omite mencionar algunos aspectos notables de la historia y el impacto del neoliberalismo.
El
FMI sugiere que el neoliberalismo ha sido un fracaso, pero ha
funcionado muy bien para el 1 por ciento de la población mundial, algo
que ha sido siempre el propósito del FMI y el Banco Mundial. Tal como
informó Oxfam a principios de este año, el 1 por ciento más rico del
mundo posee tanta riqueza como el resto de la población del planeta (del
mismo modo, la periodista de investigación Dawn Paley ha comprobado en
su libro Drug War Capitalism (la guerra capitalista contra la
droga) que la guerra contra la droga, lejos de ser un fracaso, ha sido
un éxito enorme para Washington y las corporaciones multinacionales).
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