El brutal asesinato de 50 personas en el club LGTB Pulse, de Orlando, ha
reavivado el debate en torno a dos polémicas leyes estadounidenses: la
que prohíbe donar sangre a toda la población excepto a las personas
heternormativas y la que permite comprar fusiles de asalto como el que usó Omar Mateen, el autor de la matanza en la noche del 12 de junio, muerto en el lugar de los hechos.
Mientras
que el candidato a presidente Donald Trump ha desplegado su retórica
anti musulmana en sus referencias al ataque –Mateen, nacido en Estados
Unidos, había jurado fidelidad al Daesh (Estado islámico en su acrónimo
árabe)– y la candidata demócrata Hillary Clinton ha guardado silencio
para dejar que la responsabilidad la asuma el presidente saliente,
Barack Obama, la comunidad LGTB clama contra la prohibición a nivel
federal de donar sangre a personas que mantienen relaciones con otras de
su mismo sexo.
Pese a los rumores que circularon en la tarde de
ayer en las redes sociales, la Food and Drug Administration
estadounidense no levantará el veto que pesa sobre la comunidad LGTB,
que les prohíbe donar sangre. La prohibición contrastaba con la
solidaridad del Estado de Florida con las víctimas del ataque. Durante
toda la jornada de ayer se produjeron largas colas para ayudar a los 53 heridos que sobrevivieron al ataque.
La
prohibición de donar sangre a personas LGTB se remonta a 1983. Las
medidas impulsadas por la administración de Barack Obama para acabar con
este factor discriminante han sido tibias, entre ellas está permitir la
donación siempre y cuando no se hayan mantenido relaciones sexuales al menos por un año.
La
American Medical Association (AMA) pidió hace tres años un cambio de
políticas por parte de la FDA, entendiendo que el tiempo de prohibir la
donación de sangre por parte de hombres que han tenido sexo con hombres
es discriminatorio y no está basado en la ciencia".
Los subfusiles de las tragedias
Sem comentários:
Enviar um comentário