El diario El País lo tituló como el peor estallido social
en 20 años en Francia, tomando seguramente como referencia a la
histórica huelga reconductible (2) de los trabajadores estatales
franceses en 1995 que tiraron el plan del primer ministro Juppé, un plan
de ajuste que visos de similitud con el de ahora.
Este
portal ha publicado ya una serie de artículos de los compañeros de la
Comunne, de Pablo Vasco y de León Crimex, que explican la dinámica que
ha ido tomando la situación de la protesta social francesa contra la
pretendida reforma laboral del gobierno de Hollande y su primer ministro
Valls conocida como ley El Koumri. Ley que pretende sacar derechos a
los trabajadores para aumentar la plusvalía de las patronales francesas,
que están en clara desventaja por los mayores salarios que tiene que
pagar en relación a Alemania y los países nórdicos. Lo mismo de Francia
sucede en Bélgica donde ya hubo paros generales y hay anunciada una
huelga general.
La intransigencia del gobierno y la
represión desatada no ha hecho más que acelerar y extender la situación.
Como correctamente planteaban hace un mes los compañeros del sindicato
de Archivos y Museos generales ligados a la Commune, y otros sectores
como el sindicato Sud, está colocado desde el anuncio de la ley, la
huelga general como conclusión lógica de las jornadas de protestas que
se vienen realizando en todo el país. Como sucede normalmente las
centrales se han resistido a tomar esta medida, pero como siempre
(toujours) sucede en Francia, las acciones sindicales independientes o
de sindicatos locales se comenzaron a propagar, dando de esa manera más
impacto a las jornadas de protesta que han convocado centrales
sindicales y partidos. Las gasolineras dejaron de abastecer a una gran
parte de ciudades, los trabajadores de los ferrocarriles (SNCF) hacen
sus propias huelgas y otros lugares, especialmente las centrales
nucleares donde en ocho ya decidieron la paralización lo que amenazan
con el corte d energía que pone sobre el tapete la paralización del
país.
Esta situación ha obligado a la CGT (central más
combativa ligada al Partido Comunista y sectores trostkystas), a
anunciar medidas más radicales y plantar en forma más clara el camino de
la huelga general, pasando a impulsar las movilizaciones. La CGT
necesita también hacerlo porque ha perdido una gran parte de su
afiliación y quiere recuperarla, de ahí que su máximo dirigente Martinez
también aparezca ahora impulsando la movilización.
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